Me miró en el espejo
y se sintió reflejado.
"Me choreaste la imagen!",
me gritó desconsolado.
"Eu, somos uno",
la advertí sin decencia.
"Yo existo solo",
dijo con elocuencia.
Cruzó el espejo, dejó salir su instinto animal
y ahora me clava una de sus partes al grito de:
"SOS UN CRIMINAL".
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